domingo, 24 de agosto de 2008

Concentración

No me concentro. No culmino lo que empiezo. Por eso me he forzado a experimentar un proceso de cambio un tanto litúrgico. ¿Es liturgia esto? Si lo es, todo está bien, vamos encajando las piezas.

Esta liturgia de la concentración es un paso con doble filo, corta con el ritual, hiere con la razón sublimada, buscando la inspiración. Espero no encontrar más bien al instinto y confundirlo.

Hablo de cortes y heridas, pero ¿quién es el herido? ¿Estoy acaso cometiendo un acto de autodestrucción? Tal vez, depende de mi deber ser. Destruyo, luego construyo. ¿No debiera acaso construir sobre lo que ya existe? Pues algo debo limpiar el terreno, no todo es flores en un jardín.

Me faltan, sin embargo, otros dos cortes en los que debo trabajar. El trabajo por el trabajo, como un fin en sí mismo, es uno. Entender, y para ello entender que no entiendo, es el otro. Por ahora, trato de concentrarme, tal vez eso me sirva para seguir cortando y sembrando, y así eventualmente cosechar trabajados frutos del entendimiento de la ignorancia. Me concentraré en un ritual para comerlos y rogaré que no sean como la manzana de la discordia.

Espero que el esfuerzo no se desvanezca, al menos no sin dejar algún fruto, manzana o pera, mango no estaría mal.

No hay comentarios: