martes, 26 de agosto de 2008

Cebolla

No me gusta la cebolla. Nunca me ha gustado. Generalmente, cuando como en la calle, ordeno algo que no tenga cebolla, pero a veces se me escapa. El problema es que creo que tengo la mente demasiado abierta, cuando veo la cebolla en mi plato no tiendo a apartarla sino a comérmela, esperando que esta vez sí me guste. Tristemente, nunca me gusta.

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