jueves, 4 de diciembre de 2008

Maletas II

Esta mañana nos despertamos con ganas de viajar y nos encontramos con dos alicientes: una oferta inusual de emiratos airlines a Sri Lanka y un proceso para obtener la visa reducido a un tercio de día. En menos de veinte horas voy a estar en Colombo, Sri Lanka, sin saber casi nada de ese país. La verdadera complicación del asunto consiste en que debemos entregar el apartamento antes de irnos, y aún no hemos empacado. Luego, llegamos el catorce de Sri Lanka para salir de nuevo a Shenzhen, desde donde empezamos un mes de mochileros en China.


A mi alrededor las botellas, las frutas, el polvo y múltiples objetos al azar que terminaron en la mesa de la cocina por un proceso de absoluta carencia de orden, se aglomeran esperando que alguien los ubique. Las rumas y el caos hacen ver el asunto maratónico.


Quizás el destino globalizado de los objetos que me rodean refleja lo que estamos viviendo aquí. La mayor parte va a parar en el balcón de un mongol, unas tres cajas al rincón del apartamento de una pareja coreano-japonesa, todo lo comestible a casa de una familia chilena y los abrigos para China al cuarto de una de las parejas de colombianos que se van con nosotros de mochileros.


Pero una arepa en Asia siempre ayuda a que proyecte mejores perspectivas. Me voy a comer y a ver si empaco algo luego.