domingo, 13 de julio de 2008

Postmodernismo

Los que dominan el mundo son ricos. A escala social, ellos imponen casi todo. Lo que se le escapa al mercado tiene dos destinos probables, el primero ser absorbido, el segundo desaparecer. El postmodernismo nos ha cambiado la forma de ver el mundo, el hombre siente que lo sabe todo, que nada se le escapa pues BBC y CNN junto al ciberespacio cubren todo lo que es relevante. Apenas los que sostienen teorías de conspiración constituyen una minoría que sospecha que algo se oculta, que no está a la mano. Creo yo que ellos no sospechan suficiente.

Lo que es noticia hoy y es historia en los textos es una azarosa obra de escoger un número insignificante de sucesos aislados entre un alud de acontecimientos y darle significancia atando fantásticos cabos. Tanto es lo que pasa desapercibido que no imaginamos las proporciones de nuestra propia ignorancia.

Paul Valéry en M. Téste ilustra con grandeza un aspecto del fenómeno del ego postmoderno que inspira este post. Los más grandes pensadores, filósofos, músicos, autores y cuanta categoría se nos ocurra, han pasado desapercibidos en la historia. Cuántas obras habrá escritas que nunca llenaron anaqueles y son igual o más grandiosas que La Guerra y la Paz o Hamlet, pero no tuvieron quien los publicara o masas de lectores que los devoraran. Cuántos artistas debieron esperar la muerte para ser reconocidos, cuántos murieron en vano. El año de la muerto de Ricardo Reis de José Saramago glorifica esta situación en las conversaciones de Ricardo Reis y el fantasma de Fernando Pessoa.

¿No sabemos nada en este, el mundo del azar? Pero quien juega a la ruleta en los casinos sabe de probabilidades, tiene una noción muy clara de sus opciones de triunfo. Hay unas hebras tras de todo. Hay quienes las ven y las usan; bien para ser tomados como uno de los elegidos en el alud de acontecimientos y figurar en este caos con ínfulas de orden; bien para influir profundamente y mantenerse en las sombras.

Asia crece y se llena de ricos. De rascacielos y cadenas de comida rápida. Crece, absorbiendo y desapareciendo aquello que se le interpone. ¿Hay control en ese crecimiento o es un camión sin frenos bajando la cuesta de una montaña? Hay quizás una ventaja que tiene la forma de pensar asiática sobre la occidental, ellos saben que saben muy poco. ¿Será la conciencia de la ignorancia realmente una ventaja? Sócrates murió por ello.

La razón es insuficiente cuando no se cuenta con la información necesaria para construir los silogismos que han de determinar nuestras acciones. Por eso no quiero ser racional sino volver a sentirme animal, olvidar que soy humano, usar los instintos con los que estoy armado, en la espera de que el óxido del desuso no los haya atrofiado. Quiero escapar del postmodernismo. Pero sé que en mi lucha por escapar terminaré corriendo directo hacia él. Esta paradoja me hace pensar que ignoro lo que quiero.

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